El país es pionero en medición de la calidad de la educación inicial en América Latina y en el mundo. La Universidad de los Andes participó en la creación del modelo de medición y lideró el primer estudio nacional que sirve para reportar los avances de cumplimiento para los Objetivos de Desarrollo Sostenible adoptados por Naciones Unidas.
Desde el primer día en que un niño pone un pie en el colegio, su origen socioeconómico puede marcar una importante brecha en su desarrollo. Un espacio propicio, con las herramientas necesarias para crear experiencias positivas, significa una gran diferencia en el desarrollo físico, emocional, cognitivo y social de los niños de 0 a 6 años de edad.
“Una educación inicial de calidad es la base para garantizar el adecuado desarrollo de los niños”, dice Carolina Maldonado, directora académica de la Facultad de Educación de la Universidad de los Andes y quien lideró un proyecto que buscó conocer las características de la educación que reciben los niños en sus primeros años de vida para poder hacer seguimiento a los avances de la política pública.
Se trata de la medición de la educación inicial, una tarea pendiente en América Latina, pero de la cual Colombia es líder gracias a la iniciativa del Ministerio de Educación Nacional, apoyada desde 2014 por la Facultad de Educación de la Universidad de los Andes, con la participación de un grupo de asesores internacionales expertos en el tema (Hirokazu Yoshikawa de la Universidad de Nueva York, Sharon Lynn Kagan de la Universidad de Columbia y Angélica Pongutá de la Universidad de Yale).
“El objetivo era elaborar un modelo de medición para conocer los logros que en educación inicial ha tenido la política pública para la primera infancia y los desafíos que todavía existen”, comenta Maldonado. La primera medición nacional, en 2017, permitió conocer cómo está el país en este tema y recogió evidencia para entender qué se debe mejorar y dónde focalizar las acciones.
Foto del profesor Eduardo Escallón en una actividad con los niños.
Pioneros en reportar avances en los ODS
La meta 4,2 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), a los cuales Colombia se acogió, se refiere a la atención y desarrollo en la primera infancia, e incluye una educación preescolar de calidad. Los ODS son 17 y fueron adoptados en 2015 por los países que integran las Naciones Unidas, con el fin de eliminar la pobreza, proteger el planeta y garantizar paz y prosperidad para toda la población mundial en 2030.
“Muy pocos países tienen instrumentos y un modelo para hacerle seguimiento a la educación inicial, los indicadores presentados por la mayoría recogen evidencia de cuántos niños asisten, cómo están dotados los jardines, cuántas profesoras están contratadas; pero no reportan si las interacciones que ocurren en los jardines están promoviendo el buen desarrollo de los niños”, comenta Eduardo Escallón, decano de la Facultad de Educación de la Universidad y doctor de Boston College de EE. UU.
Es la diferencia entre preguntar quiénes están con los niños, que es fácilmente registrable, y observar cómo son las interacciones con ellos
Carolina Maldonado
Profesora
Gracias al Instrumento de Medición de la Calidad de la Educación Inicial en Colombia (IMCEIC), basado en la adaptación de la herramienta MELQO (Medición de Resultados de la Calidad de Aprendizaje Temprano por sus siglas en inglés) que fue desarrollada por varios organismos internacionales, el país fue el primero en reportar un modelo nacional con el cual se puede hacer seguimiento a los avances en el cumplimiento de esta meta en los ODS.
La profesora Carolina Maldonado durante un taller de retroalimentación con la educadoras.
El IMCEIC tiene en cuenta las relaciones que establecen los jardines con las familias y otros actores de la comunidad, así como las experiencias, interacciones y actividades que los niños encuentran en los centros de educación inicial.
“La idea es conocer el grado en que las interacciones y otras características de los centros aportan al desarrollo deseado de los niños”, dice Escallón, quien recuerda que para conseguir el resultado esperado se capacitó personal para visitar las unidades de servicio del ICBF, observar las interacciones e interpretar, en el marco de la medición, lo que allí ocurría.
“Es la diferencia entre preguntar qué y cuántos recursos hay y quiénes están con los niños, que es fácilmente registrable, y observar cómo son las interacciones con ellos”, resalta la profesora Maldonado, doctora de la Universidad de Pittsburgh.
Foto de un taller dictado por el profesor Eduardo Escallón a educadoras que participaron en el proceso.
Los resultados fueron dados a conocer a mediados de 2018. Justo después, los investigadores visitaron las principales ciudades participantes en el proyecto. Allí presentaron a las maestras los principales resultados de la medición, y llevaron a cabo un taller para que ellas comprendieran de qué manera pueden utilizar los resultados y generar estrategias para mejorar a partir del saber y la experiencia con la que ya cuentan.
Actualmente, la Facultad de Educación está en un proceso de adaptación del modelo para Transición, un grado de gran importancia porque sirve de tránsito entre la educación inicial y la básica.
Un modelo regional
El sistema ha servido de modelo para otros países. Entre 2016 y 2017, la Facultad de Educación de Los Andes apoyó a Nicaragua y a Perú para hacer el mismo ejercicio de medición, explicando la metodología e instrumentos y realizando el entrenamiento a los equipos que recogieron los datos.
“Ahora estamos diseñando una estrategia para hacer la transferencia técnica y metodológica de este saber a otras universidades regionales y públicas en Colombia”, cuenta Maldonado. La idea es que estas instituciones también puedan llevar a cabo estos procesos.
En Cali, la Universidad del Valle usó el modelo para efectuar una medición de todos los centros de servicio de la ciudad, mientras que la Universidad de San Buenaventura de Medellín hizo lo propio en Rionegro (Antioquia). Ambos procesos fueron asesorados por la Universidad de los Andes.
El camino hacia el instrumento de medición
2014. Se inicia el proceso con la adaptación de la herramienta MELQO al contexto colombiano.
2015. Estudio prepiloto, en 30 unidades de servicio de ICBF en 5 departamentos. Se diseña la estrategia de entrenamiento de los observadores.
2016. Estudio piloto en el Eje Cafetero. Se ajustan los instrumentos y se ponen a prueba en 186 aulas de 101 unidades de servicio en 14 municipios.
2017. Medición nacional en 312 unidades de servicio de Bienestar familiar, 624 aulas y 3.744 niños.
2018. Resultados, conclusiones y talleres de retroalimentación con maestras.
Participantes en el desarrollo del proyecto
- Presidencia de la República
- Ministerio de Educación Nacional
- Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF)
- ICFES
- Universidad de Yale
- Universidad de Columbia
- Universidad de Nueva York
- Banco Mundial
- Banco Interamericano de Desarrollo
- Facultad de Educación de la Universidad de los Andes
Recolección de datos
- Observación en el aula: 4 horas.
- Encuestas a directores, maestros y padres.
- Evaluación directa y entrevista a padres y a maestros sobre el desarrollo de los niños.